Un momento crítico en los matrimonios (hay más, es verdad) puede ser el del momento de la jubilación de uno de ellos, sobre todo del varón. Más si la mujer ha estado viviendo los últimos años en el hogar, sin compañía ni actividad exterior.
La jubilación de ambos miembros de un matrimonio pueden ser un motivo de cambio vital, de alegría y nuevos proyectos… o puede ser un periodo de problemas, de relaciones complejas de llevar. Depende de ambas personas.
Disponer de más tiempo libre, de más horas todos los días, de compañía no acostumbrada, supone un reto. Una nueva situación que ambos miembros deben hablar y proyectar, organizar y aceptar.
Crecen por ello los divorcios, las separaciones o las rupturas sin divorcios, en estas edades complicadas para tomar decisiones sin pensar con calma. Vivir en pareja es positivo, pero sobre todo es positivo a las edades doradas en las que más se necesita la compañía y la calma. Hablo para los dos sexos por igual, aunque no se perciba así.
No hay que asfixiarse emocionalmente, ambos necesitan sus espacios, sus tiempos, sus actividades e incluso como es lógico y si es posible, sus propias relaciones.
Hay que fomentar actividades individuales para cada uno de ellos, y eso supone unos tiempos más o menos tasados de distancia, de diferencia, de acciones en donde el otro no participa.
Según el INE, el 32,4% de los divorcios registrados en España se produjeron entre parejas que llevaban al menos 20 años casados. Y las disoluciones matrimoniales que más han crecido (9%) son las de la franja de edad entre de los cincuenta y sesenta años.
Son tiempos vitales en los que romper relaciones más afectan al bienestar emocional de las personas, aunque no lo parezca en el momento de las decisiones para romper.
Es posible que el hecho de que la mujer siendo más joven siga trabajando, sea otro obstáculo para la convivencia, pues en ese caso las líneas de movimientos vital son diferentes. Hay que entenderlo y asumirlo bien, y saber que son escalones de un mismo trayecto vital. Casi todo es temporal.
Y también es posible que las energías de ambos sean diferentes a estas edades, o que a uno de ellos le vaya el ruido y la actividad y al otro la calma y el silencio. Todo eso hay que encajarlo bien, diseñarlo para que no sea un conflicto permanente.
Ser ocioso no es no hacer nada, es hacer lo que a cada uno le gusta hacer en ese momento, y desde la libertad de no estar atado a tiempos y horarios.
Ocupar las horas libres es fundamental, para ambos. Y eso solo se puede hacer bien si se planifica desde antes de que llegue la jubilación. Luego también se puede hacer, es verdad, pero no siempre sale igual de bien.
Colaborar más en los trabajo cotidianos, repartiendo tareas y tiempos es fundamental, como lo puede ser si es posible, desayunar juntos o tomar un vermut o el "Café de las 11" como una costumbre diaria.
Ser voluntario en alguna actividad, estudiar o leer, crear Arte, tener aficiones, son temas fundamentales para sentirse bien. Pasear, viajar, visitar museos u obras de teatro, cine o relaciones con amigos pueden ser actividades programadas. "Los Lunes al Sol" de una localidad nueva, de una cafetería diferente cada vez, de una actividad programada, puede ser un punto de encuentro.
Es posible que el hecho de que la mujer siendo más joven siga trabajando, sea otro obstáculo para la convivencia, pues en ese caso las líneas de movimientos vital son diferentes. Hay que entenderlo y asumirlo bien, y saber que son escalones de un mismo trayecto vital. Casi todo es temporal.
Y también es posible que las energías de ambos sean diferentes a estas edades, o que a uno de ellos le vaya el ruido y la actividad y al otro la calma y el silencio. Todo eso hay que encajarlo bien, diseñarlo para que no sea un conflicto permanente.
Ser ocioso no es no hacer nada, es hacer lo que a cada uno le gusta hacer en ese momento, y desde la libertad de no estar atado a tiempos y horarios.
Ocupar las horas libres es fundamental, para ambos. Y eso solo se puede hacer bien si se planifica desde antes de que llegue la jubilación. Luego también se puede hacer, es verdad, pero no siempre sale igual de bien.
Colaborar más en los trabajo cotidianos, repartiendo tareas y tiempos es fundamental, como lo puede ser si es posible, desayunar juntos o tomar un vermut o el "Café de las 11" como una costumbre diaria.
Ser voluntario en alguna actividad, estudiar o leer, crear Arte, tener aficiones, son temas fundamentales para sentirse bien. Pasear, viajar, visitar museos u obras de teatro, cine o relaciones con amigos pueden ser actividades programadas. "Los Lunes al Sol" de una localidad nueva, de una cafetería diferente cada vez, de una actividad programada, puede ser un punto de encuentro.
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