19.4.25

Menopausia, depresión y actividad física. Pequeños detalles


Durante la menopausia, se produce una disminución importante en los niveles de hormonas como el estrógeno, la progesterona y algunos andrógenos, lo cual, repercute en la producción y el equilibrio de neurotransmisores relacionados con el bienestar emocional, especialmente la serotonina. 

El descenso de estrógenos, además de contribuir a la aparición de ciertos síntomas, se asocia con un aumento de la irritabilidad y una mayor susceptibilidad a la ansiedad y la depresión. 

Por otra parte, la menopausia coincide a menudo con cambios vitales de índole personal y social. La sensación de envejecimiento, la pérdida de la fertilidad y la transición a una nueva fase vital pueden influir en el estado emocional de la mujer. 

Por ello, las fluctuaciones hormonales y el contexto psicosocial generan un escenario propicio para que el riesgo de depresión aumente de forma significativa.

La depresión durante la menopausia suele abordarse con medicamentos antidepresivos y terapia psicológica. En los últimos años se han documentado beneficios importantes de la actividad física regular. 

El ejercicio mejora el flujo sanguíneo cerebral y eleva los niveles de neurotransmisores como la serotonina; además, estimula la liberación de endorfinas, comúnmente llamadas “hormonas de la felicidad”. 

Gracias a estos efectos, las mujeres que incorporan la actividad física en sus rutinas suelen experimentar una reducción notable de los síntomas depresivos.

En paralelo, la actividad física regular puede disminuir el estrés oxidativo y la inflamación crónica, a menudo asociados con el desarrollo y la persistencia de la depresión. 

Dormir mejor y de forma más regular es otro factor clave en la salud mental, especialmente en la menopausia, y la práctica de ejercicio —en particular durante el día— puede contribuir a la regulación de los ciclos de sueño.

El País - 19 de abril de 2025

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